domingo, 16 de febrero de 2014

miércoles, 29 de enero de 2014

Se fracturó la cadera mi abuela
por la caída de los primeros seres
al pecado original
o por la osteoporosis.

¡Bendita la cadera de mi abuela! porque gracias a ella
pude conocer lo que es una urgencia
comparar los hechos de la realidad
y dejar de rezongar por pavadas.

No sé si es para recibir elogios
si en el fondo es mi deber
pensar con claridad, gozar qué rica es
la cordura.
Pero le mando saludos a los trabajadores de salud
a todas las abuelas y abuelos
que están en los hospitales de América.

¡Bendita entonces la cadera de mi abuela!
por ella conocí a Juanita
que le van a corregir una fractura de fémur.

Se va morir mi abuela, pero gracias a la caída
pude conocer el dolor real bien atendido
y las variaciones de actitudes
que hay en el mundo:
piadosas, egoístas, de hielo, precavidas,
o simplemente que no se destacan
pero que tampoco molestan a nadie.
Bendita la caída.



Hay que fijarse qué pasa
si en vez de ser la Revolución
la que no tiene compromisos con nadie
en particular,
sólo con el pueblo,
es una persona.